Visité Roma por segunda vez en mi vida en septiembre de 2023 y, sin duda, afirmo que es una de las ciudades más bonitas del mundo (si no la más). No importa por qué parte del centro histórico camines, cada calle es una obra de arte repleta de detalles. Entre el olor de su comida, el sonido de su idioma y la belleza de su arquitectura, caminar por Roma es todo un placer para los sentidos.
Obviamente, esto la ha convertido en una de las ciudades más visitadas del mundo y no importa la época del año en la que vayas, siempre está repleta de gente. Lo bueno es que, comparada con otras ciudades italianas como Florencia, Roma es extensa y sus atractivos se encuentran en diferentes puntos de la ciudad, por lo que los visitantes se distribuyen y (excepto en puntos específicos) no resulta tan agobiante.
¿Tienes planeado visitar la conocida como Ciudad Eterna en tu próximo tour por Europa? Aquí te dejo algunos consejos que aprendí en mi último viaje a Roma y que, espero, te serán muy útiles.
Lo primero que tienes que hacer cuando tengas claras tus fechas de visita a Roma es empezar a comprar las entradas a todo lo que quieras visitar, porque se acaban rapidísimo. Si vas en un viaje improvisado, seguramente te cueste conseguir entradas para sitios como la Capilla Sixtina o el Coliseo, así que mejor si lo llevas todo organizado y reservado.
Además, debes tener en mente que Roma es de esas ciudades a las que se va a caminar y mucho, así que, ya sabes, buenas zapatillas, ropa cómoda y una botella de agua para saciar la sed de los kilómetros recorridos.
En esta ocasión, la guía por Roma la vamos a dividir por zonas. Como he dicho más arriba, la capital italiana es grande y los atractivos turísticos están bastante separados unos de otros, así que para que puedas organizarte bien, te vamos a contar qué ver en los diferentes sectores.
Empezamos por uno de los platos fuertes de Roma, el Coliseo. No importa las veces que lo vea, siguen pasando los años y esta construcción se sigue mostrando imponente ante generaciones y generaciones. Lleva en pie nada más y nada menos que desde el año 80 después de Cristo y, sin duda, va a ser uno de los monumentos más impresionantes que visites en tu vida.
No voy a entrar en lecciones de historia, pero sí te recomiendo encarecidamente que visites el Coliseo de la mano de alguien que te explique cada pequeño detalle de la historia de este lugar. Como ocurre en muchos sitios turísticos, existen diferentes tipos de entradas para el Coliseo, desde la más sencilla, en la que sólo puedes entrar a las gradas, hasta la que te lleva a la arena y la que te sube al ático. Depende de ti elegir la que más te apetezca. Además, el Coliseo, como muchos otros monumentos, tiene acceso gratuito durante el primer domingo del mes. En la sección de preguntas frecuentes, te cuento más sobre esta iniciativa y sobre los lugares que puedes visitar de manera gratuita.
El horario del Coliseo es de 9:00 a 16:30, pero te recomendamos consultar siempre su página web oficial, donde hacen actualizaciones si existe algún cambio.
Si buscas un punto desde el que hacer una buena foto del Coliseo, guarda este en el mapa. Aquí, tendrás unas buenas vistas de este increíble monumento y, al menos cuando yo fui, no estaba excesivamente lleno de turistas.
Con el Coliseo ya visitado y antes de pasar al siguiente punto, el Foro Romano, te recomiendo que no te limites a entrar al Coliseo y ya. Dale una vuelta entera y tómate el tiempo necesario para observar cada uno de los detalles, estás ante un testigo único de la historia y no sabes si volverás a verlo. Aprovecha bien tu visita.
Además, no te pierdas el Arco de Constantino (mide 21 metros de alto, es difícil no verlo, pero a veces las prisas nos juegan malas pasadas). Este es uno de los monumentos mejor conservados de la antigua Roma y no hay más palabras para definirlo que decir que es impresionante.
Cerca de este arco se encuentra la entrada al Palatino, la colina más conocida de Roma, por ser aquí el punto en el que, según la leyenda, Rómulo fundó la ciudad. Este se convirtió en un lugar de residencia para las clases acomodadas y, posteriormente, Augusto lo nombró como sitio exclusivo para los emperadores romanos. Así, en esta colina se encuentran las ruinas de antiguos palacios como el de Domus Flavia y la Casa de Augusto, con los que puedes imaginarte cómo era la vida aquí. Además, desde su mirador tendrás una de las mejores vistas del Foro Romano.
Una vez en el Foro Romano, lo primero que debes tener en cuenta es que vas a pasar bastante tiempo aquí, sobre todo si haces la visita con una excursión organizada, algo que te recomendamos totalmente para poder entender la historia de este lugar, donde se desarrollaba la vida social, cultural, política y económica de la ciudad hace 2000 años.
Cuando salgas del Foro Romano, tienes dos opciones para ver esta parte de la ciudad desde las alturas. Por un lado, puedes ir a la plaza del Campidoglio y, por otro, puedes visitar el monumento a Vittorio Emanuele II. Ambos lugares tienen acceso gratuito.
Es difícil mencionar todos los lugares interesantes que ver en Roma, porque son muchísimos, pero en los alrededores del Coliseo también se encuentran otros atractivos importantes como el Circo Massimo, la Bocca della Verità o el teatro Marcelo.
Si piensas comer por esta zona, te recomendamos alejarte un poquito del Coliseo. Verás cómo los precios bajan y cómo no tendrás que esperar mucho a que te atiendan. Nosotros fuimos a un restaurante llamado Naumachia que nos pareció bastante aceptable en la relación calidad-precio.
La Fontana di Trevi es la gran favorita de los instagramers cuando visitan Roma, pero vamos a dejar el lado influencer de lado y vamos a lo importante. Sabemos que querrás tomarte mil fotos, pero, por favor, dedícate a pasar un rato observando esta increíble obra de arte. ¿Has pensado alguna vez en qué hay detrás de la Fontana di Trevi? Esta fuente es en realidad la fachada trasera del palacio Poli, sin duda, debe ser la fachada (trasera y delantera) más bonita del mundo. Además, es interesante visitarla sabiendo lo que representa. La escena principal la protagoniza Neptuno, que está tratando de calmar las aguas, junto a dos tritones que luchan por domar a dos caballos. Y, bueno, si lo que te interesa es conseguir una buena foto, la única manera de conseguir ver la fuente prácticamente vacía es madrugar mucho.
Si visitas la Fontana di Trevi a la hora de comer, tienes que, sí o sí, ir al restaurante Er Faciolaro y pedir una carbonara. Sin duda, es la mejor que he probado en toda mi vida. Aunque no llegué a probarlo, también me recomendaron la Osteria da Fortunata, la cual tiene dos locales diferentes. No se puede reservar, por lo que tendrás que hacer cola (suele haber bastante gente).
A menos de cinco minutos de este restaurante se encuentra el Panteón de Agripa, uno de los edificios mejor conservados del Imperio Romano (si no el que más). Esta impresionante construcción destaca por su cúpula, que cuenta con una peculiaridad, el círculo (óculo) de 9 metros de diámetro que se abre en su centro y por el que, curiosamente, no entra ni una gota de agua durante los días de lluvia. Aunque no se tiene del todo claro cuál era su función, un estudio de 2009 reveló que podría tratarse de un reloj solar.
El precio de la entrada general al panteón es de 5 € y este edificio también es gratis el primer domingo de mes. Abre todos los días del año (excepto el 1 de enero, el 15 de agosto y el 25 de diciembre) de 9:00 a 19:00, con última entrada a las 18:45.
De camino al castillo de Sant’Angelo, haz que tu ruta te lleve por la plaza Navona, una de las más bonitas de toda Roma. Aquí, las protagonistas son sus tres fuentes barrocas, principalmente la central, hecha por el gran maestro Bernini, que homenajea a los cuatro ríos más importantes de la época en la que fue construida: el Danubio, el Nilo, el río de la Plata y el Ganges. Además, en ella destaca una copia romana de un obelisco egipcio.
La plaza Navona es un lugar perfecto para sentarse a ver la vida pasar y disfrutar del ambiente romano, eso sí, mejor si lo haces con uno de los deliciosos helados italianos en la mano.
Desde la plaza Navona y cruzando el puente de Sant’Angelo, llegarás al castillo del mismo nombre. Esta edificación a orillas del río Tíber fue construida en el siglo II después de Cristo para hacer la función de mausoleo para el emperador Adriano. Este castillo cuenta con muchas curiosidades, como un pasillo fortificado que lo une con el Vaticano por si el Papa tenía que escapar, así que te recomendamos visitar su interior y, si puede ser, con guía. La entrada general es de 12 euros y el horario es de martes a domingo de 9:00 a 19:30.
Además, una vez en el castillo, no te puedes perder su terraza superior, así que conciénciate para subir los 5 pisos, porque las vistas merecen mucho la pena. Y, si te pilla por la zona de noche, también es muy bonito ver el castillo iluminado desde fuera.
El Trastevere es el barrio bohemio por excelencia de Roma. El ambiente aquí es increíble, vayas a la hora que vayas, y es que nadie se quiere perder la preciosidad de sus calles. Es de esos lugares a los que ir a pasear con calma y meterse por todas las calles que te llamen la atención. Recorre, siéntate en todas las terrazas que te apetezca, come, bebe, prueba de todo y disfruta de la magia del Trastevere. No querrás irte de este lugar.
¿Sabías que Ciudad del Vaticano es una nación dentro de Italia? Una vez que lo visites, puedes añadir un país más a tu lista. Este lugar está lleno de curiosidades. Por ejemplo, en la plaza de San Pedro se encuentra la impresionante columnata de Bernini, con cuatro filas de columnas. Si te sitúas en los puntos marcados en el suelo como centro del colonnato (entre el obelisco y las fuentes), podrás descubrir la perfección de esta obra: las columnas se ocultan una tras otra y tendrás un efecto óptico como si sólo hubiera una fila de columnas.
En Ciudad del Vaticano hay dos puntos imprescindibles para visitar. El primero es la Basílica de San Pedro, a la que se entra desde la propia plaza de manera totalmente gratuita; sólo tendrás que esperar la larga fila que se forma en este punto. Además, desde aquí puedes acceder a la cúpula de San Pedro, punto para el que sí que tienes que comprar entrada. No se puede adquirir por internet, sino que tendrás que hacerlo en el interior de la basílica, por un precio de 8 € si utilizas la escalera y 10 € si decides utilizar el ascensor del último tramo. La basílica abre todos los días de 7:00 a 19:00, excepto entre octubre y marzo que cierra a las 18:00.
El segundo punto son los Museos Vaticanos donde se encuentra la gran obra maestra de Miguel Ángel, la Capilla Sixtina. Pero el recorrido hasta este punto es apasionante, un camino de pasillos infinitos en los que abruma la gran cantidad de obras de artistas de todas las épocas, desde tumbas egipcias hasta cuadros de Dalí y Picasso. Si quieres disfrutarlo al máximo, tendrás que reservar varias horas para recorrerlo con calma.
Como hemos mencionado anteriormente, este es de los puntos en los que es importante reservar tu entrada con bastante antelación. El precio de la entrada general para los Museos Vaticanos es de 20 euros y también tienes la opción de hacer una visita guiada. Además, este es uno de esos lugares que puedes visitar gratis, pero en este caso, es el último domingo de cada mes. Si decides hacer esto, te recomiendo ir a primera hora. Aunque encuentres una fila muy larga, te cuento por experiencia propia que va rápido y no tendrás que esperar un tiempo desmesurado.
Es imposible hacer una guía por Roma en la que cuentes todos los puntos para visitar en la ciudad. Puedes quedarte semanas y semanas en Roma, que no acabarás de descubrirla del todo. Como siempre, te recomiendo que la recorras de arriba a abajo todo lo que puedas y vayas entrando en los lugares que más te llamen la atención.
Así, nosotros llegamos hasta sitios preciosos como la Basilica Papale de Santa Maria Maggiore, muy cerca de la estación de Termini y una verdadera joya de la historia de la arquitectura, así como a lo alto de la Scalinata di Trinità dei Monti, conocidas como las escaleras de la plaza de España, un buen lugar para tomar una cerveza al atardecer.
Si te apetece conocer una ciudad totalmente diferente, puedes hacer una excursión de un día a Nápoles. Esta ciudad es sorprendente, un destino de esos que se pueden definir como caóticos con mucho encanto. Desde Roma, puedes ir por tu propia cuenta en tren, en un viaje que dura algo menos de una hora y media. Nápoles es el destino perfecto para disfrutar de una gastronomía deliciosa y conocer una Italia diferente, donde se mantienen las tradiciones de manera más pura. Aquí te dejamos una guía de Nápoles para que puedas decidir qué te gustaría visitar.
Si te gusta aprovechar los viajes al máximo y no tienes pensado ir a Nápoles en esta visita a Italia, puedes hacer una excursión de un día desde Roma a Pompeya y la costa Amalfitana. Las ciudades italianas están muy bien comunicadas en tren y Roma, al estar prácticamente en el centro del país, se encuentra muy bien ubicada, por lo que podrás llegar a lugares como la famosa Pompeya en alrededor de dos horas.
Mi recomendación es que visites estos dos puntos por separado, ya que tienen mucho por ver y puede resultar muy cansado hacer la excursión en un solo día. Sin embargo, si tienes poco tiempo y quieres conocer ambos lugares, puedes contratar una excursión de un día que te llevará tanto a los restos de la ciudad arrasada por el Vesubio como a la colorida costa Amalfitana.
Si miramos el mapa de Italia, encontramos que en el norte se sitúa Florencia, ¿te vas a ir sin visitarla? En tren, tardarás una hora y media en llegar (lo mismo que muchos días en ir y volver del trabajo), así que si tienes un día libre y estás pensando qué hacer, una gran opción es conocer la bellísima ciudad que dio origen al síndrome de Stendhal. Solo por estar delante de su impresionante catedral, merecerá la pena el viaje.
Si en realidad lo que te apetece es pasar un día de playa en el que descansar del trajín de las vacaciones, Roma está situada muy cerca de playas excelentes para cumplir este deseo, como la de Ostia (la más cercana) o las de Sperlonga y Gaeta. A todas ellas podrás llegar sin problema en transporte público.
Como he contado al principio del artículo, en Roma ya no existe la temporada baja en cuanto a cantidad de gente se refiere. Quizá los meses más agradables para visitarla es durante la primavera y el otoño, ya que las temperaturas no son tan drásticas y puedes encontrar un poco menos de gente que durante épocas como el verano del hemisferio norte.
Roma es conocida por ser caótica en su transporte. En mi experiencia, no te puedes fiar de Google Maps para saber cuándo pasan los buses, aunque hay que reconocer que hay muchos y que tienen buena conexión para moverse por el centro y por sus alrededores. Además, es un tanto complicado pagar en el bus, ya que no puedes hacerlo directamente dentro de él, sino que tienes que bajarte una aplicación (que da bastantes problemas, por cierto) o comprar el billete en ciertos establecimientos como los estancos. Al subir al bus nadie te pedirá que pagues, pero si sube un revisor y te encuentra sin billete, te pondrá una buena multa.
Como ya hemos dicho, el sistema de trenes funciona muy bien en Roma, así que si piensas salir de la ciudad, consulta las opciones con este medio de transporte.
Italia es parte de la Unión Económica Europea y, por lo tanto, utiliza el euro como moneda. En este país en concreto te recomendamos llevar siempre algo de efectivo, porque, aunque podrás pagar con tarjeta en algunos sitios, también hay muchos otros (tanto restaurantes como servicios públicos) en los que solo se permite el pago con efectivo.
En cuanto al idioma, en Roma hablan italiano, pero están acostumbradísimos al turismo y no tendrás ningún problema para comunicarte tanto en español como en inglés.
Antes de viajar a Roma te recomendamos marcar todos los puntos que quieres visitar en el mapa. Esta ciudad tiene infinitas cosas por ver y de esta manera podrás ir mirando dónde te encuentras y qué puntos de interés tienes alrededor para no perderte nada y aprovechar al máximo cada día.
Como te he contado más arriba, en Roma te puedes quedar muchas semanas y no terminar de conocer todo. Mi recomendación es que, como mínimo, estés cuatro días en Roma y te los organices a la perfección para poder ver los puntos más importantes.
Está claro que tus días en Roma van a estar protagonizados por la pasta y la pizza. Ya te he recomendado mi lugar preferido para comer una carbonara (por favor, no te lo pierdas), pero también tienes que probar otros aderezos de pasta típicos como la amatriciana y el cacio e pepe. En cuanto a la pizza, es diferente a la napolitana, con una masa más tostada y crujiente.
Pero hay mucho más allá de la pizza y la pasta. En Roma es muy común usar productos a los que los extranjeros estamos acostumbrados, como la alcachofa, pero también otros que nos sorprende al verlos en la carta, como la flor de calabaza (fiori di zucca). Anímate a probar algún plato con uno de estos ingredientes.
Y para cerrar, el postre. Los mejores helados del mundo están en Italia, así que no dudes en entrar en todas las heladerías que te encuentres (bueno, sin exagerar). Además, verás muchas pastelerías en las que probar dulces típicos como el maritozzo (especie de brioche relleno de nata), el Bignè di San Giuseppe (buñuelos de crema) o la Crostata con le visciole (tarta de guindas).
En Roma hay dos aeropuertos principales. El más importante de ellos es el de Roma-Fiumicino (o Aeropuerto Leonardo Da Vinci), que se encuentra a 30 kilómetros de la ciudad. El segundo es el de Ciampino, al que llegan compañías como Ryanair. Desde ambos aeropuertos, tienes varias opciones para llegar al centro de la ciudad.
Autobús: con el conocido como Sit Bus Shuttle puedes llegar desde los dos aeropuertos hasta Termini en alrededor de una hora. El precio es de 6 euros para Ciampino y 7 para Fiumicino.
Tren: desde Ciampino, tendrás que tomar primero un bus a la estación de tren y luego un tren a Termini. El precio es de menos de 3 €, pero toma bastante tiempo. En Fiumicino podrás ir directamente hasta Termini con el servicio Leonardo Express, que sale cada 15 minutos aproximadamente, tarda media hora en llegar y tiene un precio de alrededor de 18 euros (ida).
Metro: en Ciampino, puedes tomar un bus ATRAL hasta la estación de Anagnina y de aquí el metro hasta Termini. Ocurre como con el viaje en tren, que es una de las opciones más baratas (menos de 3 €), pero también la menos cómoda y la que más tiempo toma. Esta opción, sin embargo, no se puede usar para Fiumicino.
Taxi: si lo prefieres, siempre puedes recurrir al taxi o al transporte privado de tu alojamiento. Eso sí, te recomendamos consultar siempre la tarifa antes de subir o contratar uno de estos medios de transporte.
Cuando empecé a buscar alojamiento en Roma, me di cuenta de que la ciudad se había encarecido bastante. En el centro, los hoteles más baratos no tenían muy buena puntuación, así que decidí quedarme a las afueras (alrededor de la estación de Roma Monte Mario) y llegué todos los días al centro en bus sin ningún problema. Si vas con un buen presupuesto, baraja las opciones del centro, pero si llevas un presupuesto más ajustado o simplemente no quieres pagar tanto por un hotel, mira los alojamientos en los barrios de la periferia.
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