Entre las fascinantes ruinas del departamento de la Libertad, en la ciudad de Trujillo se encuentra uno de los restos arqueológicos más impresionantes de toda la región: las Huacas del Sol y la Luna. Estas construcciones, legado de la cultura moche, fueron dos centros de gran importancia que hoy en día tienen sus puertas abiertas para mostrar la grandeza de esta cultura. Prepara tu visita a este complejo arqueológico con los datos que aquí te contamos y no te las pierdas, porque las Huacas del Sol y la Luna te dejarán sin palabras.
No podemos hablar de las Huacas del Sol y la Luna sin antes hacer un repaso por la historia de la cultura moche o mochica. Los moches fueron una cultura que habitó del siglo I al IX en la costa central de Perú, entre los valles de Lambayeque y Huarmey.
Se trata de una de las culturas más importantes de toda la historia de Perú y destaca principalmente por su impresionante arquitectura de adobe y sus obras de metalurgia y alfarería, de las más novedosas de la época.
Además, los moches fueron unos grandes ingenieros hidráulicos. De esta manera pudieron solucionar la escasez de agua en las zonas más desérticas de su territorio, como el valle donde se encuentran las Huacas del Sol y la Luna.
Las Huacas del Sol y la Luna son la construcción más importante de toda la historia moche, ya que el valle moche, lugar en el que están emplazadas, era considerado como la capital de esta cultura.
Por ejemplo, la clase alta, formada por los sacerdotes, tenían sus casas a los pies de la Huaca de la Luna, en el centro se encontraban los artesanos o textileros, pertenecientes a la clase media alta y los agricultores y pescadores habitaban en los alrededores, ya que formaban parte de la clase baja.
Ahora que conoces un poco más sobre la historia de la cultura moche y su idiosincrasia, vamos a meternos de lleno en la historia de la que veníamos a hablarte y por la que estás aquí, la de las Huacas del Sol y la Luna.
Lo primero que queremos contarte de ellas es algo impresionante: estas huacas eran totalmente desconocidas hasta hace 28 años, cuando fueron descubiertas producto del azar. Antes de esto, las huacas estaban cubiertas totalmente y no parecían más que un cerro, que la gente utilizaba como medio de diversión, para realizar caminatas.
Comenzamos este recorrido por la Huaca de la Luna, una gran pirámide que alcanza los 21 metros de altura y que está formada por tres plataformas y cuatro plazas ceremoniales.
La Huaca de la Luna era un templo en el que, entre otras actividades, se realizaban sacrificios humanos. Para escoger a las personas que iban a ser sacrificadas se llevaba a cabo una pelea y el perdedor era degollado. Su cabeza era ofrecida a Aiapaec, dios decapitador, a la par temido y adorado y encargado de castigar y proteger a los moches a partes iguales.
En sus relieves contaban historias de su día a día y representaban infinidad de simbología: sacerdotes bailando, guerreros perdedores como prisioneros, dioses representados por diferentes animales… Pero entre todos los relieves es uno el que se lleva el protagonismo en toda la huaca: el de Aiapaec.
Otra de las curiosidades de la Huaca de la Luna es que hay cinco niveles superpuestos. Esto se debe a que cada vez que llegaba un nuevo mandatario mandaba enterrar y sellar el templo anterior para empezar de cero una nueva construcción bajo sus indicaciones.
A pesar de que desde hace 28 años se han realizado intensos trabajos de excavación en las Huacas del Sol y la Luna, estos complejos arqueológicos todavía tienen muchos secretos escondidos. Uno de ellos salió a la luz en 2013: excavadores hallaron un total de 300 tumbas acompañadas de cerámicas de gran valor. ¿Cuál será el próximo tesoro que saldrá a la luz en este impresionante lugar?
Las Huacas del Sol y la Luna se encuentran a tan solo 6 kilómetros al sureste de Trujillo y son parte de la conocida como Ruta Moche.
Puedes llegar a este lugar fácilmente desde el centro de la ciudad tomando un taxi o un bus en el óvalo Grau. Si vas por tu propia cuenta a las Huacas del Sol y la Luna, te recomendamos parar a comer en los restaurantes que encuentres en la carretera justo antes de llegar al complejo. Sus platos tienen lo que siempre busca un turista: son buenos, bonitos y baratos (además de contundentes).
Para aquellos que quieren una experiencia más completa, en Denomades ofrecemos un tour a las Huacas del Sol y la Luna, en el que te acompañaremos en un recorrido histórico por estas dos pirámides y te contaremos todos lo que se sabe hasta ahora de cada una de ellas.
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