¿Cascadas? ¿Cataratas? Sí, puede que en el mundo hayan muchas, pero en Denomades sabemos que las mejores están repartidas por Sudamérica. Algunas pueden ser bastante populares, otras pueden ser un secreto para los viajeros más valientes, pero aquí están las 10 más impresionantes que puedes encontrar en la región. Foto de @pedrovtr
La cascada Juncal tiene un secreto. Durante gran parte del año, es una cascada que hasta podría pasar desapercibida. Localizada en la cordillera de Atacama, su apariencia cambia por completo durante el invierno: se congela.
Ver una cascada de hielo es una experiencia única, en especial por su contraste con el desértico paraje, transformándola en un destino surreal que debes incluir en tu lista sí o sí.
Con 340 metros de altura, es la segunda cascada más alta que puedes encontrar en Brasil, luego que su trono fuera usurpado por la Cachoeira do El Dorado, en el Amazonas.
Se encuentra en el Parque Nacional Chapada de Diamantina, y su nombre significa «cascada de humo». Esto se debe a que el agua se difumina bastante en la caída, creando la ilusión de convertirse en una cortina de vapor.
Es uno de esos tesoros escondidos en Chile. Está en Curicó, región del Maule, en dirección a la cordillera. Tiene más de 30 metros de altura y en su base se forma una pequeña laguna de color esmeralda, ideal para nadar y compartir una tarde con amistades.
En el sector es normal que se practique la pesca con mosca, y es un sitio ideal para acampar.
Su nombre original es Cascada de Río Verde, pero admitámoslo, todo nombre con carácter mitológico es bastante llamativo. Ubicada en la famosa localidad de Baños, en Ecuador, ofrece una vertiginosa vista con sus 80 metros de altura.
La intensa caída, a su vez, se puede apreciar desde unas galerías y escalones construidos a mano, lo que le dan el valor agregado a la adrenalina de apreciar su caudal.
Describir el Salto Ángel como un orgullo venezolano es poco, pues debiese estar en el corazón de todos los sudamericanos. Con sus 979 metros de altura (807 de ellos de caída sin interrupción) es el salto de agua más alto del mundo.
Se encuentra en el Parque Nacional Canaima, en Bolívar, Venezuela. Con maravillas como ésta, no era de extrañarse que el parque fuera declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994.
Su nombre no tiene origen celestial, sino que se debe al piloto Jimmie Angel, que en 1937 sobrevoló la cascada y tuvo la ligeramente descabellada idea de aterrizar en su cima, para terror de sus acompañantes.
Lo habíamos mencionado antes, ¿cierto? Si tiene un nombre mitológico y aterrador, es una buena señal sobre lo que nos espera. La Garganta del Diablo no se queda atrás, pues este conjunto de cataratas tiene el mayor caudal del mundo para su categoría.
El sistema es formado por el Salto Unión, con 80 metros de altura y que divide Argentina (Parque Nacional Iguazú) con Brasil (Parque Nacional do Iguaçu).
Actualmente en Guyana, pero en un sector en disputa con Venezuela, se encuentran las cataratas Kaieteur, en el río Potaro. Tus ojos no te engañan, pues su caída es de unos impresionantes 226 metros (256 si se cuenta el tramo final). Se encuentran en el parque nacional del mismo nombre. Es de carácter recóndito, pero recibe gran cantidad de turistas de ambos países.
Uno de los antecedentes más impresionantes de la catarata Yumbilla, es que fue descubierta hace poco más de 10 años. Sí, una caída de 896 metros que pasó desapercibida, oculta en la Amazonía peruana, durante todo este tiempo.
En la actualidad es la quinta catarata más alta del mundo y día a día el turismo en la zona aumenta. Es posible llegar a la catarata por trekking, así como a sus hermanas las cataratas Chinata y Pabellón.
No la ponemos en la lista por ser la más alta de Colombia, pero efectivamente es la más alta de Colombia con 590 metros. Aunque impresionante, su belleza se le debe en gran parte a su forma, donde rebota 6 veces entre el follaje de la selva.
Por si fuera poco, se encuentra a sólo 45 minutos de Bogotá por carretera, más un trekking de 4 horas, y es posible practicar rapel (descenso) desde la ladera. Sin duda es la mejor alternativa para escapar al estrés de la ciudad.
Una para los más aventureros, sin duda alguna. No cualquiera puede llegar a la catarata Arco Iris, y es que se ubica en un rincón extremo en el norte de Bolivia, en el Parque Nacional Noel Kempff Mercado. Para presenciar sus 88 metros de caída ininterrumpida, es necesario realizar una travesía de varios días, en vehículos todoterreno y/o avión.
Debido a esto no cualquier turista llega, y las fotografías del lugar son limitadas. Por otro lado, es un gran lugar para que la madre naturaleza haga sus planes en paz, ¿cierto?
En Denomades sabemos que hay tantas experiencias como viajeros en el mundo, así que si conoces más cascadas que debiésemos considerar, puedes dejarnos tus sugerencias en los comentarios. ?
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