Foto portada: Planetden.
Hagan la prueba. Busquen en Google Maps el Salar de Uyuni y se harán una idea de su tamaño gigantesco, fácilmente visible desde un satélite. Estamos hablando del mayor desierto de sal de la Tierra, con 10.500 kms cuadrados, en una extensión a más de 3.600 metros de altitud. En cualquier caso, para la mayoría de visitantes que tienen el privilegio de llegar hasta acá, Uyuni es sinónimo de efectos ópticos que desafían la realidad, con lagunas y geología de colores y formas imposibles. Un paisaje de otro planeta. Créanme, no han visto nada igual.
Día 1
El tour se puede iniciar desde el pueblo sureño de Uyuni (Bolivia) o desde San Pedro de Atacama (Chile). En mi caso, empecé por el pequeño y turístico pueblo chileno, en el corazón del desierto más árido del planeta. De buena mañana partimos hacia la frontera, con un vehículo 4×4 que deberá resistir una ruta de unos 500 kilómetros por caminos de ripio y escenarios de ensueño que hasta entonces no podía sospechar. En realidad, sólo había visto imágenes del Salar propiamente e ignoraba los secretos que escondía la ruta antes de ese final apoteósico. Esta es la magia de este itinerario, una sinfonía in crescendo de paisajes que desconciertan por su espectacularidad.
Llegamos a la frontera con Bolivia, que ya es de foto: una pequeña casita literalmente en medio de la nada. Perdonen, pero trámites burocráticos en ese inhóspito lugar me resultan casi una broma… Con el pasaporte sellado, proseguimos hacia las hermosas Lagunas Blanca y Verde, a los pies del Volcán Licancabur, de casi 6.000 metros de altitud. Numerosos flamencos y camélidos se agrupan alrededor de esas fuentes de vida. Aquí la naturaleza saca músculo y se muestra en todo su esplendor de una manera que no había sentido jamás. Qué silencio, qué magnificiencia. Ahora me avergüenza recordar que era de los que afirmaba que un paisaje sin vegetación difícilmente puede ser hermoso… No había pasado ni medio día y ese entorno ya destruía mis dogmas mentales.
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Continuamos pasando por el Desierto Salvador Dalí, con piedras de formas tan retorcidas que parecen creadas por el pintor surrealista catalán, y alcanzamos el premio de las Termas de Polques. Amigos, estamos a 4.400 metros, hace sol pero un frío que hace apretar los dientes. Tengo dudas, pero por suerte la parte más atrevida de mi personalidad me grita que probablemente no vuelva a tener la oportunidad de bañarme en un escenario así. ¡Jamás me he sacado la ropa con tanta rapidez! Me meto en la poza humeante con una urgencia que asusta a los valientes que me han precedido. ¡Madre mía, me duelen los huesos con la diferencia térmica! Pero pronto saboreo el baño con absoluto placer y acallo mi parte conservadora, que me anticipa que salir de ahí será puro sufrimiento por no tener toalla. Nada me amargará esta dulce victoria. Se acabó, me seco con una pieza de ropa sucia e hincho el pecho al ser mirado con cierta envidia por los compañeros de auto que no se atrevieron a bañarse.
Proseguimos hasta los Géiseres del Sol de Mañana, grandes columnas de humo que se alzan desde la distancia y prueban la perpetua actividad volcánica de la zona. El día termina en la Laguna Colorada. Llevo años trabajando como periodista y se supone que debo tener capacidades descriptivas, pero en este momento, me quedo sin palabras. Todos los adjetivos se quedan cortos hasta el ridículo. Me desarma. No sabía que algo así pudiera existir. Por primera vez (de muchas a lo largo del itinerario) afirmo en voz alta: “Esto es otro planeta”.
Día 2
Tras pasar la noche en un sencillo albergue (que a mi parecer pone sal a la aventura), Juan, nuestro amable chófer, nos lleva hasta el Árbol de Piedra, un capricho de la erosión que desafía las leyes de la gravedad. Después de ver una laguna de color rojo intenso, ahora estoy a la sombra de un árbol de piedra… He desistido en imaginarme qué otros imposibles nos iremos encontrando. Juan sonríe al ver mi entusiasmo casi infantil y afirma misteriosamente “tranquilo, lo mejor aún está por venir”. Avanzamos hacia las Lagunas Chiarcota, Honda, Hedionda y Cañapa, todas ellas con alguna particularidad que las hace singulares. Sus alrededores, su fauna, su forma, su color, su olor… A estas alturas mi cámara fotográfica ya casi colapsa por sobreuso, pero no consigo ninguna imagen que me satisfaga y haga justicia a estos parajes.
Cuando finalmente llegamos al Hotel de Sal Tambo Loma, con habitaciones privadas, el cuerpo me pesa. Creo que estoy un poco apunado y me dan hojas de coca para combatir los síntomas. Mi grupo, con el que se ha creado muy buena onda, se une para comer, pero nos vamos a dormir prontito. Tengo la sensación de que, pese a las comodidades, a todos nos cuesta conciliar el sueño por la emoción… mañana será el gran día.
Día 3
Salimos a las 5:30 am, pero nadie se lamenta, todo lo contrario, hay buen ánimo. No madrugamos para ir a una oficina, sino para contemplar algo en lo que hemos depositado muchas expectativas. Es de noche y hace un frío indescriptible. El vaivén del 4×4 nos mantiene a todos despiertos y concentrados en la oscuridad. Y llegamos. Llegamos para ver la salida del sol en el Salar. Todo el grupo se mantiene en silencio, casi como en una reverencia respetuosa ante el espectáculo que tenemos delante. Amarillos y rojos del sol se funden con el blanco infinito de la sal. Algo así convierte en poeta a cualquiera.
Conducimos hasta la Isla Incahuasi y contemplo que en ese contexto tiene mucho sentido el concepto de isla, a pesar de que no hay agua circundante. En realidad, dependiendo de la época del año, el Salar queda semiinundado y es entonces cuando actúa como un espejo perfecto del cielo, aunque no es mi caso. Tras disfrutar harto rato en esta isla rodeada de un mar blanco e inmóvil, zarpamos para visitar las Minas y el Museo de Sal. Después es el momento para aprovechar los efectos ópticos que se pueden crear fácilmente con ese horizonte perfecto. Hay competencia en el grupo, para ver quien saca la más foto ingeniosa. Todos jugamos como niños a convertirnos en gigantes o enanos en fotografías, que cualquiera juraría que son obras del mejor Photoshop.
¿Qué más puede ofrecer esta ruta de ciencia ficción? El Cementerio de Trenes, que convierte la chatarra en algo misteriosamente hermoso. Esos testimonios mudos y oxidados de un pasado ferroviario en la región ponen el punto y final a nuestra ruta extraterrenal. Volvemos a la Tierra con una breve parada en el pueblo de Uyuni, que invierto para tomar una cerveza que sabe a gloria gracias a los recuerdos que tengo en mi memoria reciente. Estoy solo, pero sonrío como un tonto sosteniendo el vaso en mi mano. Por último, partimos hasta el pueblo altiplánico de Villa Mar. Hoy sí, caigo rendido a la cama. Demasiadas emociones, demasiada química en mi cuerpo en un sólo día.
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Día 4
Nuevo madrugón y hay que reconocer que esta vez con menos ánimo. Sólo nos queda deshacer el camino hasta San Pedro y comprobar desde la polvorienta ventanilla de nuestro 4×4 que todo lo que vimos los tres días anteriores fue tan increíble como real.
RECOMENDACIONES IMPORTANTES
Equipo: Tomen ropa de frío extremo, incluidos gorro, bufanda y guantes. A pesar de que no se camina demasiado, calcen unas buenas botas de trekking, mejor si son impermeables. En contraposición, no está de más traer una toalla por si quieren bañarse en las termas o ducharse y unas chalas si van a visitar el Salar en época de lluvias.
Aclimatación: Para evitar el mal de altura (puna), programen el tour después de unos días de aclimatación a menor altitud. San Pedro, a 2.400 m., es un buen lugar para pasar este periodo.
Llevar un «Godzilla» o juguete para las fotos: Rescatamos la recomendación de Natalia Díaz San Martín, de llevar un «Godzilla» u otro juguete para tomar fotos entretenidas.
Advertencia importante: Muchos turistas se quejan de un mal trato por parte del conductor del auto. Incidencias que van desde la omisión de explicaciones a pesar de su responsabilidad como guía, cambios de autos y de choferes sin estar claros los motivos o incluso conducciones temerarias por velocidad o ebriedad. La agencia con la que trabaja denomades.com tiene estándares de calidad muy altos, y es la única que opera con los mismos profesionales desde la salida hasta la llegada. Sin sorpresas. Que no te echen a perder esta experiencia única.
Para despedirme, los invito a ver el video que realizamos con denomades.com sobre nuestro tour al Salar de Uyuni desde San Pedro de Atacama, a comienzos de marzo de 2016:
Para más información sobre cómo contratar los tours, puedes ver las dos alternativas:
Tour Regular al Salar de Uyuni.
Tour Privado al Salar de Uyuni con alojamiento en hoteles.
Aprende a crear tus efectos fotográficos en el Salar de Uyuni e inspírate con fotos divertidas sacadas por otros viajeros con nuestro artículo: «Efectos fotográficos en el Salar de Uyuni: Cómo conseguirlos»
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