Chile puede presumir de ser uno de los países con mayor extensión de territorios salvajes y vírgenes. Atentos al dato: tiene más de 14 millones de hectáreas protegidas (una hectárea equivale aproximadamente a un campo de fútbol). Esta gigantesca extensión, que equivale al 19% del territorio nacional terrestre y marino, es la suma de Parques Nacionales, Reservas Nacionales y Monumentos Naturales. Te mostramos, de norte a sur, los 7 que nos parecen más espectaculares. Fotografía de portada por Antonio Vizcaíno.
1. Parque Nacional Lauca
En el extremo norte de Chile, el Lauca no solo es remoto por su ubicación geográfica, sino también por su altitud altiplánica (entre 3.000 y 6.300 metros sobre el nivel del mar). El hermoso lago Chungará es un refugio de gran variedad de aves (hay más de un centenar de especies), vicuñas y vizcachas.
La estampa con los volcanes Parinacota y Pomerape de fondo es una auténtica postal. En verano, cuando en esta zona se dan más precipitaciones, acostumbra a nevar y dejar al Parque sin accesos.
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2. Parque Nacional Volcán Isluga
Ubicado entre volcanes, lagunas y cerros sagrados para el pueblo aymara, se encuentra este increíble Parque. Con una extensión de más de 174.000 hectáreas, y a más de 4.000 msnm, es un área protegida, que alberga una de las concentraciones más impresionantes de flora y fauna andina. Destacan los suris, taguas andinas, vicuñas y tres especies de flamencos, muy difíciles de encontrar en otras partes del mundo. Entre sus atractivos más singulares destaca el Geyser de Puchuldiza (fotografía). Se puede visitar saliendo desde Iquique, encuentra más información aquí.
3. Monumento Natural Paposo Norte
A pesar de tener mayor riqueza de flora y fauna que el popular Parque Nacional Pan de Azúcar, esta Reserva es ignorada por la mayoría de locales y visitantes, favoreciendo su equilibrio natural. Sus ecosistemas dependen en buena parte de las camanchacas, las neblinas costeras que quedan atrapadas en las empinadas laderas de los cerros del litoral. Este aporte de humedad es aprovechado por la flora local; en determinadas épocas del año, los cerros de la Reserva quedan cubiertos de flores de colores.
4. Parque Nacional Tolhuaca
Este Parque Nacional junto, con la cercana Reserva Nacional Malleco, es uno de los mejores representantes de la naturaleza araucana. En cuanto a flora, encontramos la singular araucaria, el ciprés de la cordillera y el guido santo, con fauna también endémica como la güiña o el sapito de cuatro ojos. Además, atesora el hermoso Salto del Malleco. A pesar de que dispone de algunos senderos, la afluencia de visitantes acostumbra a ser baja. Lamentablemente, el pasado abril un incendio provocado por un rayo afectó una extensión de 15 mil hectáreas.
5. Reserva Nacional Katalalixar
Esta Reserva Nacional de la Región de Aysén es una enorme área inexpugnable. No dispone de accesos por tierra, y sus 674.000 hectáreas de bosque magallánico permanecen inalterados sin presencia humana. Su relieve lleno de canales, islas e islotes, es un maravilloso refugio para aves y mamíferos marinos, tales como pingüinos, lobos marinos, chucaos y zorzales. Muy poca gente ha puesto un pie en estas tierras, y esperamos que siga así por un buen tiempo más.
6. Reserva Nacional Alacalufes
Estas tierras remotas de la Región de Magallanes, y ahora parte del Parque Nacional Kawésqar (foto de portada), están totalmente fragmentadas por la acción de terremotos y antiguas glaciaciones, que erosionaron la tierra hasta dejarla hecha añicos. Todo en esta Reserva tiene proporciones gigantescas: sus 2.400.000 hectáreas, sus incontables islotes y canales, su extremadamente lluvioso clima, con 3 mil milímetros anuales, y sus extensiones interminables de Ciprés de las Guaitecas, Coigües de Chiloé y Coigües de Magallanes, que albergan toda la fauna local imaginable. La Carretera Austral no se atrevió a adentrarse en estas tierras… pero si tomas el ferry que une Puerto Natales con Puerto Montt, navegarás por esta reserva, virgen en extremo.
7. Parque Nacional Cabo de Hornos
Sin adornos literarios, este Parque es el fin del mundo. Para acceder a él deberás ir a la ciudad más austral del mundo, Puerto Williams, y navegar 12 horas más hacia el sur hasta alcanzar las últimas islas del continente, donde los dos océanos se encuentran.
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En estas latitudes extremas tan cercanas a la Antártica, se podría pensar que la flora es nula, pero la naturaleza ha desarrollado especies endémicas que pueden soportar temperaturas inclementes. En lo que a fauna se refiere, destaca el albatros, el ave marina más grande del mundo (hasta 3’5 metros de envergadura) y mamíferos marinos como ballenas, delfines y focas, ya que es un importante punto de rutas migratorias.
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