En plena Cordillera de la Sal, donde los Andes y el Desierto de Atacama se dan la mano, surge este maravilloso paisaje que recuerda la superficie lunar. Rocas de caprichosas formas y dunas de arena se entremezclan con vastas capas de sal. De día es majestuoso, durante el atardecer y amanecer te cortará la respiración. Más información aquí.
Esta extraña joya aún permanece a la sombra de los principales itinerarios turísticos. A 200 kilómetros al norte de Iquique (Región de Arica y Parinacota), las normas más elementales del orden natural se invierten para que el agua tenga un color rojo intenso. Muchas leyendas intentan dar una explicación a este extraño fenómeno, aunque las algas y sedimentos en suspensión parecen el motivo más plausible. Tour Laguna Roja y precios aquí.
El ascensor más singular de Valparaíso es sin duda el del Cerro Polanco. A diferencia del resto, es el único que asciende y desciende de forma vertical. Finalizado en 1915, se diseñó el acceso a través de un profundo túnel que conecta con el ascensor. De allá, la elevación es hasta lo alto de una torre con vistas a toda la bahía del puerto de Valparaíso.
Los que piensen que en Rapa Nui (Isla de Pascua) abundan las playas, van muy equivocados. La isla es de origen volcánico y bien agreste, repleta de acantilados… a excepción de Anakena. Un remanso de arena fina, palmeras y aguas cristalinas y tibias. Pero no sería del todo especial si no fuera por su cercano «ahu», plataforma ceremonial con siete moáis, cuatro de ellas con «pukao», el tradicional sombrero de piedra de las figuras.
En la isla de Chiloé, llena de mitología, encuentras este lugar misterioso y con un atractivo difícil de describir. La leyenda cuenta que los acantilados de Cucao están repletos de ánimas: almas en pena que producen llantos, gritos y lamentos. Llaman al balsero que debería llevarlas al lugar de descanso eterno. Independiente de las inquietantes historias, el «muelle a ningún sitio» ofrece unas vistas que superan cualquier adjetivo.
Puro contraste entre lava solidificada y bosque nativo de araucarias, coihues y ñirres. Este paraje de la Región de la Araucanía ofrece un entorno repleto de lagos y lagunas, con el majestuoso volcán Llaima, uno de los más activos de toda Sudamérica, dominando el panorama. Además de su rica fauna, su vegetación es uno de los últimos testimonios de la flora del cretácico superior.
Este coloso de hielo de 23 kilómetros de longitud y 3 de ancho, es uno de los más accesibles de la Región de Aysén. Desde el punto de acceso, a dos horas de Puerto Tranquilo, basta caminar 20 minutos para llegar a un magnífico mirador que permite admirar la fuerza imparable de la naturaleza. Además, puedes vivir la aventura de hacer un trekking por su superficie (¡obviamente con crampones!).
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